12 de mayo de 2012

Invitación




                     
Querida Familia y Amigos:
                                          Queremos compartir este gran momento junto a ustedes, los más cercanos, los que estuvieron acompañándonos en los buenos y malos tiempos a lo largo de estos veinte años. Como todos saben, nunca pudimos casarnos porque la plata, siempre la plata, no alcanzaba; y como era tan grande nuestro amor, queríamos festejarlo así, a lo grande. Siempre soñamos con una fiesta que recordemos para siempre, que ustedes, nuestros invitados, también la recuerden como unas horas en que se divirtieron, comieron para tres días, y tomaron para veinte.
Éramos tan jóvenes, puro sueños, todo el futuro para nosotros, enamorados, tan enamorados…  Muchos de ustedes son testigos de ese amor inmenso, que segundo a segundo se engrandecía. Disfrutábamos tanto compartirlo con ustedes, porque vivimos con la convicción de que el amor compartido es vital para esa retroalimentación que el mismo conlleva. De qué nos servía enredarnos eternamente en el nido; creemos que de esa manera el amor se pudre, tal como agua en un estanque. Claro que teníamos nuestros buenos ratos de intimidad, compartíamos mañanas, tardes y noches. Nos encantaba el cine, el teatro y los recitales. O un disco de John Coltrane en casa. Compartíamos mucho más que gustos, era una conexión única.

Cuando nació Magali, año 1980, no teníamos un peso. Amor, amor, amor. Contigo pan y cebolla. Pero a Magali no le faltó nada, porque desde entonces nosotros no dejamos de trabajar. El trabajo no fue el soñado, pero la paga era buena. Tanto que, dos años más tarde, encargamos – o se filtró – a Marianito. Y los años pasaron, el trabajo cada vez mejor, las vacaciones mutaron de Córdoba a Brasil, de Brasil a Santiago de Chile, y de ahí cada vez más al Norte. Se imaginan, pues, que nuestra situación financiera mejoró notablemente. Ambos fuimos ascendidos, gerente de gerente de gerente; nuestras empresas crecían al mismo ritmo que el riesgo país se iba al carajo, paradójico. Los chicos comenzaron a estudiar en universidades privadas, y la verdad es que cada vez nos veíamos menos. Eso sí, disfrutamos 4 años seguidos en Punta Cana, los cuatro.

Pero volviendo al motivo que nos convoca, queremos invitarlos a nuestro divorcio, que tendrá lugar el día 28 de Julio, en el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de Familia Nº 20, a las 8 de la mañana, Av. Nosecase al 2012, 1º A. Y el sábado 29 a las 20 horas, no se pierda el festejo en el Salón “Amor” del Sheraton Hotel.

¡Los esperamos!

Marcela y Antonio

No hay comentarios:

Publicar un comentario