5 de marzo de 2019

Convertirse en vaso, el nuevo deporte humano

A veces se te mezclan las tristezas y no sabes cuál de todas fue la primera. Es una bola de nieve, empezás por el pibe que no te contestó el mensaje, uno más y van… Y encima se te rompe el inodoro y hay un ruido inexplicable en la casa. No sabés si llamar un plomero, un gasista, o a tu hermana para juntarte y fumar un porro. A veces esa es la mejor, el porro borrador de todo. Pero recordás que tenés que seguir viviendo en esa casa, y la tenés que arreglar.
Como al auto que te chocaron. Todo si el seguro se dignara a pagarte. Hizo un ruido raro, "como a un coso del cosito que gira como en agua", le dirás al mecánico. Pero el ruido pasó, no lo llevaste. “Si pasa pasa”, habrá pensado el ruido.

Hoy me levanté pensando en que en la era del reciclado y la conciencia ambiental de algunxs pocxs, lo único descartable y no reutilizable somos lxs seres humanxs. Somos esos vasitos de plástico que se rompen después de una fiesta yankee, ese que metés en una bolsa recuperada, junto a colillas de cigarrillos y latitas de cerveza. Ojalá fuéramos el frasco de mermelada que deviene en vaso. No, somos el de plástico, que tiene una rayita, y con total descuido lo apretamos y la rayita resulta grieta insalvable. Ya está, a la basura.
¿Nadie está un poco cansadx de todo eso? Yo creo que todxs estamos tan cansadxs que ya casi ni lo intentamos. Transformamos esas ganas de amar en otras ganas, amamos más a lxs amigxs, amamos más las causas, nos amamos más, salimos con nosotrxs mismos. La deconstrucción pagó peaje y le metió. ¿Y si me estoy pasando unos pueblos? ¿Sí o qué?
Bueno, vos, excepción, qué hacés ¿todo bien? Coincidiste emocionalmente con alguien que tenía ganas. Además, enamorarse es una decisión política, sabés. Cada vez creo más en eso. Y tomaste la decisión. La decisión política más la coincidencia emocional puede convertirse en una bella experiencia de amor, que probablemente tenga fecha de vencimiento, no quiero pincharte el globo, pero ya sabés. Por las dudas llevá casco.
Un día entendí en carne viva a Charly: Cuando el mundo tire para abajo es mejor no estar atado a nada. Y acá estoy, más suelta que noséqué. Tan suelta que a veces me vuelo y me encantaría que alguien me baje un rato, me retenga un poco, me vuele un cacho la peluca.
Líquido, vaticinó Bauman. Todo líquido, nada sólido. Autos líquidos, celulares líquidos, relaciones líquidas. Creo que ya no somos ni eso, somos el vaso que contiene el líquido, somos lo que ni siquiera se bebe, somos lo que se tira.
Buen día, es viernes, vamos que hoy te convertís en vaso.


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